Resultados de la encuesta sobre expectativas empresarias – ENERO 2022

La motivación que hay en las empresas para invertir y para “seguir haciendo cosas” es estimulada (o no estimulada) por múltiples factores: anímicos, financieros, estratégicos, de necesidades operativas, de ajustes de competitividad, y varios más. En forma resumida la pregunta empresaria de fondo es ¿qué gano si arriesgo e invierto? La respuesta a esta pregunta es diferente para cada persona y para cada empresa. Hay razones externas y razones internas que condicionan las decisiones de invertir y arriesgar o de no hacerlo.

Estas decisiones son distintas según si la mirada a futuro es optimista o pesimista. Tanto para la empresa como para las personas que la integran. Esta mirada puede variar cuando se mira al país que cuando se mira a la propia empresa.

Para tener un termómetro del “humor empresario” (o al menos de lo que piensan nuestros lectores), decidimos medirlo a través de dos preguntas. Respondieron 575 personas. No pretende esta consulta tener el rigor estadístico que una encuesta profesional requiere, pero sin duda refleja lo que muchos empresarios del agro hoy perciben. Estos fueron los resultados:

El 44,3% posee una percepción pesimista y el 42,3% medianamente pesimista sobre la evolución esperada del país para este año. O sea que sólo un 13% tiene una mirada con sesgo optimista. Este valor coincide con otras encuestas realizadas en el mercado.

El 9,6% posee una visión optimista y el 57% una medianamente optimista sobre cómo le irá a su empresa en este año. El vaso medio lleno muestra que casi el 67% muestra cierto optimismo, pero el medio vacía muestra que más de un 33% tiene una mirada con sesgo pesimista.

Reflexiones

En las respuestas seguramente hay muchos factores que influyen (preferencias políticas, indicadores de la economía, indicadores sociales, presión fiscal, impacto del clima, situación financiera, acceso al crédito, costo laboral y diversas situaciones personales) con lo que no se pretende explicar cuál es más relevante, sino sólo mostrar una gran radiografía.

Pero a grandes rasgos, suena contradictorio que con casi el 90% de la muestra indicando algún rasgo de pesimismo respecto a lo que sucederá en el país, haya “solamente” un 33% que tenga una mirada pesimista sobre la empresa en la que se desenvuelve. ¿Qué pasa con el otro 67%? ¿Es un rasgo de inconciencia? ¿O refleja que parte de los empresarios y su gente han desarrollado una cierta pericia para navegar en la incertidumbre y en entornos complicados?

Por suerte, muchas empresas están dispuestas a seguir jugando el partido a pesar del mal clima. Esto ayudará a sostener empleo y generar divisas en un año complicado. Lo que da pena es que cuando reina el pesimismo sobre la macro y sobre la política, se generan lucros cesantes, hay cosas que no se hacen, producciones que caen, inversiones que se frenan y empleo que no se genera.

Las empresas, sean del rubro que sean, son parte de la solución. Los empresarios, la cadena de valor y su gente, son el camino de la generación genuina de riqueza. Ojalá la sociedad y la clase dirigente puedan percibirlo a tiempo.