En esta edición de Apuntes para Empresas, además de compartir el panorama actual para el empresario agro como todos los meses, compartimos el newsletter trimestral de la Cátedra PwC de Gobierno de las Organizaciones del IAE.
Desde Z+M estamos cooperando con los integrantes de la Cátedra en una línea de trabajo que contribuya a generar y transferir conocimiento para la mejor gobernanza de las empresas agro, en beneficio de la comunidad del IAE y de nuestros seguidores.
«Bienvenido al desierto de lo real.» – Morfeo, en Matrix
MATRIX CRIOLLA, ENTRE LA ILUSIÓN Y LA REALIDAD
En la película Matrix, el protagonista debe elegir entre tomar la pastilla roja que representa la elección de ver la verdad, aunque sea dura y dolorosa, o la pastilla azul, que ofrece la comodidad de permanecer en la ignorancia, viviendo en la ilusión de la Matrix.
Algo parecido es a lo que estamos asistiendo en las últimas semanas, donde se mezclan ruidos en la economía, con tasas de interés altas en pesos, la conformación de listas para las elecciones de septiembre de la provincia de Buenos Aires y luego las nacionales de octubre, el rechazo del veto en el tema de discapacidad y la aprobación del mismo en el aumento de jubilados, más una larga lista de decretos y vetos rechazados en el Congreso. Y todo rodeado de rumores y audios que presumen corrupción de integrantes del gobierno en niveles altos, algo que se venía a cambiar. Lo interesante de esta asociación con la matrix es que es válida para ambos lados del mostrador, es decir, oficialismo y oposición.
La suba de las tasas de interés en los valores actuales tiene como objetivo retirar pesos del mercado y planchar el tipo de cambio hasta las elecciones. Pero claramente no pueden mantenerse en este nivel por un plazo largo (¿qué es largo?) porque destruye el sistema productivo. A su vez, no será igual si el gobierno gana la provincia en septiembre y las generales en octubre, que si no lo hace. Si lo hace tendrá un mayor margen de maniobra para realizar cambios. Si pierde la provincia, hasta que lleguen las elecciones nacionales deberán pasar cuarenta y cinco días en el contexto de tasas altas (mucho tiempo) y volatilidad general. Con el riesgo de que, si no logra estabilizarlas, peligra su victoria en octubre.
La oposición, por su parte, presiona con propuestas legítimas en áreas sensibles —discapacidad, jubilaciones, salud, ciencia y tecnología— pero con un timing que tiene como objetivo esmerilar al gobierno de cara a las elecciones, apuntando a que retrocedan o no se consoliden los logros en la macroeconomía. Sin entender (o fingiendo demencia) que perdieron las elecciones pasadas por no poder ni de cerca cumplir metas básicas de sus votantes. En definitiva, su electorado entendió que no los representaban, y parte del mismo prefirió un outsider. Por su parte el gobierno, si gana las elecciones, será más por el “Frankenstein” que ofrece la oposición (los mismos que perdieron la elección anterior), que por mérito propio únicamente.
La Argentina necesita inversiones, propias y externas, para llegar al oasis de la energía y la minería que prometen solucionar con dólares gran parte de los problemas actuales. Y las mismas no llegarán mientras no haya percepción por parte de los inversores de que el modelo de Milei está consolidado política y económicamente. Si existen dudas, seguirán esperando. Y el agro deberá seguir en la cola para lograr una baja de la presión fiscal, para que se mantenga el superávit que hoy sostiene la política económica.
La escena se repite como en la película: alguien ofrece la píldora azul, quedarse en el relato donde “todo va a mejorar”, o la píldora roja, aceptar la crudeza del ajuste, los límites estructurales y la necesidad de reformas. El dilema argentino es que, cada vez que se elige la azul, la historia se reinicia y volvemos a despertar en el mismo loop.
La Matrix criolla tiene sus arquitectos: políticos que venden relatos, economistas que fuerzan modelos, empresarios que apuestan al corto plazo y ciudadanos que sobreviven en alerta constante. Pero la pregunta incómoda para la ciudadanía sigue ahí, sin importar de qué lado del mostrador estés: ¿pastilla roja o pastilla azul?
LA MACRO EN LA MICRO
Muy seguido nos han preguntado en cuánto influye en un empresario del agro lo que ocurre con la macroeconomía del país. Imposible generalizar una respuesta. Es claro que el entorno (político, económico, climático, de mercados) condiciona una parte de las decisiones a tomar. A veces no en el corto plazo, pero sí en el largo. Hagamos una breve descripción de la situación actual y luego retomemos el tema.
No hay dudas que la macro se llenó de ruidos. Por mala praxis del gobierno, por problemas de arrastre no resueltos, por fracasos acumulados por décadas, por ser un año electoral, por tener una oposición que se mueve con mezquindad o por resistencia de sectores económicos o sociales que se sienten perjudicados. Estos ruidos muestran los logros pero también las inconsistencias del plan económico. Por lo que sea, la foto actual es muy lejana a la que el presidente hubiera elegido para llegar a las elecciones.
Entonces, ¿condiciona este contexto las decisiones empresariales? Si, pero eso no implica que la reacción a ese condicionamiento sea igual para todos. Ya hemos mencionado en Apuntes anteriores que, ante un mismo entorno, hay empresas que plantean estrategias defensivas y otras que “salen al ataque” y buscan crecer. Para usar un ejemplo, veamos el costo del dinero, la tasa de interés. Con estos niveles, que se mueven entre el 40% y el 60% anual, es poco recomendable apalancarse con créditos, ya sea para invertir o para cubrir faltantes financieros prolongados. Termina afectando el negocio. Aunque también vemos que empresas que vienen financieramente equilibradas y con excedentes temporales interesantes, están ordeñando rentabilidad por inversiones de su caja donde no parecía haberla. Ni bueno ni malo, cada uno aprovecha su coyuntura. Pero comprar tiempo financiero (que para eso son los créditos), si es caro, a la larga tiene impacto negativo en todos. La baja de las retenciones a los granos más la suba del tipo de cambio dio un poco de oxígeno a la potencial renta futura agrícola, aunque con estos precios esperados es difícil imaginar que el negocio atraiga. Sin embargo, vemos que la mayoría de los campos ya están arrendados, la superficie sembrada de trigo ha sido importante y las expectativas de siembra de la gruesa muestran aumentos o sostenimiento de la superficie. O sea que ese indicador no aparece como condicionado por ahora por los ruidos, quedando por definirse el nivel tecnológico a aplicar. Como nota de color, en los últimos días han “aparecido” en oferta para arrendar algunos campos, cuando se pensaba que esto ya estaba cerrado. No sabemos si es por productores que han decidido bajarse del riesgo, por arrendatarios que decidieron devolverlos o por dueños que especulaban con una mejora en el valor del alquiler. Por lo que sea, que en agosto aparezcan campos, debería ser un factor bajista en el costo de la tierra.
Otra decisión, impulsada por el contexto, es la demora en la compra de insumos. El razonamiento es…¿para qué adelantar compras si el precio no cambiará mucho, hay disponibilidad asegurada y el dinero es caro? Se va a comprar más sobre la fecha, generando posibles problemas de logística, poniendo en alerta a los distribuidores de insumos. Pero se observa que, si se compra anticipado, y ante la necesidad de vender, aparecen descuentos o canjes por granos interesantes. Mismo escenario, dos estrategias.
Por último, cabe resaltar que los empresarios argentinos, con algunos años en el negocio, ya han experimentado casi todo. La experiencia ha generado una interesante resiliencia y una aptitud para flexibilizar decisiones y para no ahogarse en un vaso de agua. En general, hoy el negocio está muy impactado por el clima (muy bueno en algunas regiones y con terribles excesos hídricos en otros), por los precios (flojos en granos y mejores en carne y leche) y por la suba de costos fijos y de servicios (para todos). Argentina, y sus actividades productivas, siempre son un modelo en construcción. Una utopía compartida que a veces te ilusiona y otras tantas te maltrata.
EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS
La mayor preocupación actual de las empresas agropecuarias es la renta del negocio y el aguante financiero. Y acá podemos dividir a las mismas en las puramente agrícolas, las mixtas que combinan ganadería y agricultura o lechería y agricultura, las ganaderas puras, las agroindustriales y las de servicios. Donde, en cada uno de estos tipos de empresa, el impacto de lo financiero, el nivel de actividad y el nivel de precios, es diferente.
Las empresas agrícolas tienen en el nivel de precios, por el momento, su mayor preocupación, dado que los mismos ofrecen una renta cercana a cero. Si bien hubo zonas afectadas por excesos hídricos que condicionan la evolución o el rendimiento de la fina, se espera un futuro climático neutro, con buena carga del perfil para iniciar la gruesa. Lo financiero, si no hubo pérdidas productivas significativas la campaña pasada, no pareciera ser su preocupación principal, pero con gran cuidado de la caja y apoyándose en el esquema comercial para financiar sus insumos o utilizando créditos en dólares. Parece ser ese el camino que van tomando este tipo de empresas.
Las empresas mixtas y las ganaderas y lecheras mejoran el escenario anterior, dado que la ganadería y los tambos en estos momentos “empujan” la caja en forma importante, dando un mayor rango de acción y elección ante la toma de decisiones.
Las empresas agroindustriales en general requieren de un periodo más largo para procesar y obtener su producto para la venta. Ante un mercado externo “ralentizado” para aquellos que exportan y un mercado interno con bajas de consumos del orden del 30%, son las más afectadas por el encarecimiento del circuito financiero y el peso de la estructura en dólares en su ecuación de costos.
Y las empresas de servicios (insumos, servicios profesionales, etc.) ven afectadas sus ventas en cerca del 30% (sólo demora o caída real, a definirse todavía), y están proyectando en el mejor de los casos un año con resultado pobre, suponiendo que las ventas de los servicios que ofrecen se reactivan.
Si a este escenario se le agrega el año electoral y las especulaciones sobre el impacto en lo político y económico, con aumento de la incertidumbre, la reacción natural del productor agropecuario en general es esperar, quedarse quieto observando la evolución de los distintos escenarios . Y esto puede llevar a tomar decisiones a último momento, cuando la biología o la caja obligan, lo que no siempre es bueno para la estrategia. Pero los anticuerpos y las prevenciones naturalmente se activan en este tipo de entornos.
NEGOCIO AGRÍCOLA
El mercado internacional está afectado por la extensión de la tregua arancelaria entre EEUU y China. Y los conflictos internacionales le agregan incertidumbre, lo que hizo que el último informe del USDA, que recortó stocks finales de soja, no impactara significativamente en los precios de la oleaginosa. La falta de definición de las compras chinas de soja en EEUU, y si las mismas serán parte del acuerdo final entre ambos países, limita el impacto de los fundamentals. Mientras tanto, China se abastece principalmente de Brasil y no realiza compras en EEUU. En contraposición, para el maíz, el USDA aumentó la estimación de producción. De confirmarse la misma, aumentaran los stocks finales, con el consiguiente impacto en el precio.
En el mercado local, y luego de ser afectada por los vaivenes de los derechos de exportación (DEX), la soja mantuvo su ritmo comercial y se encuentra comprometido a venta (con y sin precio) cerca del 57% de lo producido versus el 54% del promedio histórico. Distinto es el panorama en maíz, donde las ventas del productor están por lo menos diez puntos por debajo de las ventas históricas.
En cuanto al trigo, la cosecha en el hemisferio norte presiona los precios a la baja.
Párrafo aparte merece el trigo local, donde el carry de la campaña pasada y una estimación de cosecha de 18 a 20 millones de toneladas, sumado a un muy bajo nivel de coberturas y tasas de interés altas, puede generar un combo complicado a cosecha. Se podría ver las cotizaciones a la baja, divorciándose del mercado internacional en plena cosecha. Recomendamos coberturas flexibles por un alto porcentaje de la producción estimada.
CORTITAS Y AL PIE
Ha sido un mes movido pero, para no hacerla larga, enumeramos temas y datos que nos parece relevante tener en agenda.
- Congreso CREA: se realizará el 18 y 19 de septiembre en Tecnópolis bajo la premisa de “Viví la energía transformadora”.
- Arrendamientos: un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indica que el 70% de la producción agrícola se realiza sobre tierras arrendadas
- Bitrenes: el gobierno habilita su circulación en todo el país
- Gripe aviar: suspendieron las exportaciones de productos aviares luego de la confirmación de un caso de gripe en Buenos Aires.
- INTA: el Congreso rechazó la reestructuración del INTA
NEGOCIO GANADERO
Buena demanda y buenos precios para el novillo gordo. Invernada con precios sostenidos en los $4000 pero planchado en los últimos dos meses. Vientres bien pero algo quedados, con vaquillona preñada tocando $1.400.000 y vaca preñada usada arañando $1.000.000. Ojo, estos precios medidos en dólares están muy bien. Incluso hay una buena relación entre lo que vale una vaca y lo que vale una hectárea de campo de cría. La faena en el año viene a todo ritmo, con expectativa de llegar a casi 14 millones de cabezas. El temor que alerta es que no baja el porcentaje de hembras en la faena (cerca del 48%) y que podría bajar el stock total de hacienda a fin de año. Si bien algo de eso puede haber, todavía no hay síntomas claros de que se haya iniciado un proceso de liquidación. Más bien parece haber una estrategia económica racional donde pesa más el hoy que el mañana. Decimos esto porque en general, cuando había una etapa de buenos precios, los productores tendían a “apostar” a futuro y esa apuesta se reflejaba en la retención y el aumento de stock. Pero algunas cosas han cambiado. Por un lado, ha habido una mejora en la eficiencia en la cría, lo que hace que con menos vacas se logren los mismos o aún más terneros que antes. También se han acelerado y hecho más eficientes los procesos de engorde, acortando los días para venta, lo que permite jugar con el peso de salida. Y además, antes la vaca de rechazo (gorda o manufactura) “te la sacabas de encima” y ahora esa categoría presenta un mercado demandado y que paga bien. Sumado a esto, la realidad muestra que hay dos factores que están restando liquidez en las empresas. Uno es el bajo valor de los granos (en algunas zonas también con menor producción a la esperada), que hace que el aporte de la agricultura a la empresa sea más bajo. Y además el alto costo del dinero estimula a pedirlo prestado internamente a la ganadería y no al banco. O sea que, una vez más, la ganadería hace de caballería que va al rescate en las empresas mixtas. Muy racional. Si la empresa tiene algo que vale (vacas y novillos) y por otro lado necesita fondos y no los tiene o le parece caro tomarlos, acude a realizar un bien de alta liquidez y buen precio. Y más adelante analiza el impacto fiscal que eso pueda tener, para minimizarlo. La leyenda que decía que al ganadero no le gusta vender vientres porque “la vaca va a valer”, o vender hacienda que no esté totalmente terminada, parece estar flaqueando. Vientos de la época.
Los feed lots empiezan a vaciar corrales, asegurando oferta al mercado. Si bien la relación compra/venta para los corrales no es atractiva, el bajo costo por kilo producido (sobre todo el maíz) sostiene una rentabilidad levemente positiva. El mercado internacional ha perdido peso relativo respecto al consumo interno, pero ambos sostienen el negocio. Los argentinos volvimos a comer 50 kilos/habitante/año y los salarios han recuperado poder de compra. Y la exportación enfrenta un mercado demandante y de buenos precios, potenciado por la mejora en el tipo de cambio. No da para una fiesta ni mucho menos, pero la ganadería atraviesa una etapa de oportunidades, con rentabilidad posible.
NEGOCIO LECHERO
En julio el precio de la leche Siglea fue de 473,26 $/litro (6360 $/kilo de sólido). El valor del litro creció un 15% interanual pero casi no registró aumento respecto al mes anterior. Medido en sólidos el aumento anual fue del 13% y en el último mes aumentó casi 1%. Confirma la tendencia de los últimos meses, donde de enero a la fecha el precio aumentó sólo un 7%, bien por debajo de la inflación. Y estamos en invierno y con un aumento en la producción interanual superior al 10%. O sea que la llegada de la primavera, asociada a más litros producidos, no estaría dando un escenario positivo por este lado. Para compensar, el relativo bajo precio de los alimentos (en particular los granos) y la baja en el valor de los arrendamientos (asociados a pagos en equivalente soja), ayudan a acomodar los números. No será para siempre, pero hace que la foto brille un poco más.
Como dijimos en los Apuntes del mes pasado… Las regiones que han sufrido exceso de lluvias (una parte del oeste bonaerense con epicentro en Carlos Casares, 9 de Julio y Pehuajó) están complicadas en la producción de pasto, pero también en los accesos para sacar la leche y entrar los alimentos. En las zonas que han tenido un otoño-invierno amable climáticamente, la foto del negocio no es mala. Este concepto sigue vigente.
El consumo interno se ha recuperado, pasando de 170 a más de 190 litros/habitante por año. Una buena noticia. Pero cabe resaltar que, según el IAPUCO, el precio real entre junio 2024 y junio 2025 se ha deteriorado para todos los eslabones de la cadena: productor -5,6%, industria -5,7% y comercio -2,3%. O sea que parte del aumento en litros no se ve reflejado en mayor valor de la cadena. La exportación se encuentra con buenos precios internacionales, con una leche en polvo entera por encima de los 4000 u$s/tonelada, sin retenciones y con una mejora en el tipo de cambio. En el primer semestre hubo un leve retroceso en volumen (-1,5%) pero una mejora medida en dólares (+8%). Los países compradores siguen demandando y ese negocio se presenta sostenido para lo que queda del año.
Estas noticias, razonablemente positivas, por supuesto no escapan a la realidad general de la economía argentina. Los costos indirectos, expresados en dólares, siguen subiendo. El costo del financiamiento bancario se ha puesto muy caro por ahora, lo que podría frenar algunas inversiones o estrategias de crecimiento. Las regiones que están complicadas por exceso de agua, sean modelos más pastoriles o más de encierre, no la están pasando bien. Con pérdida de pasturas y verdeos, dudas sobre la superficie de maíz a sembrar y dificultad para transitar por caminos destruidos. Como siempre ocurre, la realidad no tiene una sola cara.