“Todos los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando.” – Francesco Tonucci .
EL JUEGO A JUGAR
El juego se asocia habitualmente a la diversión. Pero también se lo asocia al riesgo (jugarse la vida…). Diversión y riesgo, una buena síntesis de lo que es la vida empresarial, al menos en el agro, donde el negocio se mezcla muchas veces con la vocación y con un estilo de vida. Dicho esto…¿ a qué juego se va a jugar en los próximos doce meses en las empresas? ¿El juego cambió o es el mismo? ¿Las reglas son las mismas o cambiaron? En principio, consideramos que el juego productivo es el mismo, hacer bien lo que hacemos bien. Innovar si se puede. Pero en las reglas, en el marco, se dan cambios. Puesto en sencillo, hay dos grandes motores del cambio de reglas: el presidente Trump y el presidente Milei. El primero a través de su “guerra” comercial con diversos países, subiendo brutalmente aranceles a la importación, buscando cerrar la economía para favorecer la industria local, pero con muchas idas y vueltas debido a la dependencia de su economía con terceros países (como Canadá) y por las represalias posibles de imponer aranceles para los productos exportados de su país. Sumado a su otra “guerra” con Europa, mediando en el conflicto entre Rusia y Ucrania, con un guiño a Putin, amenazando con poner menos dólares en la OTAN, en las Naciones Unidas y en muchas otras organizaciones internacionales. Todo esto genera una fuerte volatilidad en los mercados, asociada a la incertidumbre. Y, por casa, Milei hace lo suyo. Pelea con el que se le cruce, sea aliado u opositor. La casta es una definición maleable según la circunstancia. Muestra dificultad o falta de vocación para formar alianzas electorales que le aseguren más bancas en el Congreso. Insiste con impulsar a Lijo. Poca explicación sobre el episodio de la criptomoneda Libra. Todo esto suena a error, aunque tal vez sea estrategia. Pero también sostiene el superávit fiscal y comercial. La actividad económica se recupera, aunque el consumo no termine de despegar. Baja la pobreza por la disminución de la inflación. Tiene varios éxitos para mostrar en lo económico. Los mercados desconfían y se impacientan ante la demora del acuerdo con el FMI, aunque valoran los fundamentos del programa económico y la convicción de Caputo (el de Economía) en no salirse de rumbo. El otro Caputo maneja el poder, pero expone al presidente a errores, teniendo claro que su rol no tiene fusible y menos en un año electoral. Para el gusto empresario, el dólar quieto va limando la competitividad exportadora, pero esa regla parece que vino para quedarse. La baja de impuestos existe, pero es lenta. No hay más restricciones al comercio y con Sturzenegger se van eliminando numerosas trabas burocráticas irracionales, otro cambio de reglas valorado. Enfrente, políticamente se observa una oposición atomizada, con algunos intentando a través de un reclamo justo (el de los jubilados) tomar la calle y generar zozobra. Ya lo intentaron con el reclamo universitario. No parece un camino que sirva para sumar votos ni simpatías populares. Esa regla también cambió. Veremos todo el año como se arman y desarman alianzas políticas, se unirá el amor con el espanto si hace falta, todo para intentar sostener un pedazo de poder o el poder completo. Para tener un triunfo en las elecciones o al menos una derrota digna. El espectáculo no es demasiado agradable, pero no es la primera vez que lo vemos. Esa regla pareciera que no cambia nunca. Mientras, las empresas se preparan para jugar el juego que haya que jugar.
SENSACIONES DESAGRADABLES
La sumatoria de eventos de las últimas semanas nos generan sensaciones desagradables. Algunas nos recuerdan momentos vividos, aunque sabemos que nunca se repite la historia en nada. Ni en las relaciones personales, ni en la política, ni en la economía. Se pueden parecer o tener condimentos de otros momentos vividos, pero nunca se repiten.
No se entiende, por más que se trate de explicar, la sensación de inestabilidad económica de la última semana, donde el gobierno tuvo que vender el 30% de los dólares conseguidos desde el inicio del año para frenar la suba de la divisa, aún con una economía mucho más estabilizada y a las puertas de un acuerdo con el FMI.
Las marchas convocadas, con los jubilados como excusa, nos traen viejas imágenes donde el país claramente pasaba por momentos de incertidumbre política y económica sustancialmente distintos al actual. Y a la vez nos indica que hay un sector de la Argentina que todavía añora y agita pensamientos y prácticas políticas que ningún bien le hicieron al país. Volvimos a escuchar la convocatoria del Sr. Firmenich, por supuesto desde España.
El funcionamiento del Congreso y sus distintos actores, vistos por televisión, capturas de videos de celulares y audios de whatsapp, nos traen claridad de la calidad de nuestros representantes y qué podemos esperar de ellos para resolver los problemas de la Argentina. Sería ingenuo pensar que el deterioro que ha sufrido el país en todos sus estamentos se frena en las puertas del Congreso de la Nación.
Es inevitable que todo lo anterior active el modo de “supervivencia Argento”, modo en el cual los argentinos desconfiamos de todo y de todos, activamos viejas prácticas de supervivencia económicas y empresariales, y comenzamos a recordar la fábula del alacrán y el sapo.
“La historia es la ciencia de lo que nunca sucede dos veces”. Paul Valéry
LA MACRO EN LA MICRO
Inflación en el 2,4%, con expectativa de que seguirá bajando. Tipo de cambio quieto. Es increíble escuchar que hubo “corrida cambiaria” porque el dólar se movió un 3%, quizás es un primer síntoma de un país más normal. El superávit fiscal se sostiene. Mercados a la espera del acuerdo con el FMI, que en principio serviría para cancelar la deuda del Tesoro con el Banco Central ¿Y también para salir del cepo? Quien sabe. Pero una pregunta que se ha repetido mucho en el mercado es… ¿si se sale del cepo, dejarán flotar libremente el dólar? ¿Habrá devaluación, aunque sea leve? En la micro, ¿vendo granos o espero? ¿Tomo crédito en dólares al 4% anual o en pesos al 30%? El plan económico actual, más allá de los éxitos mencionados, muestra inconsistencias razonables, pero potencialmente dañinas. Es difícil pensar en sostener competitividad exportadora con dólar quieto y sin modificar pronto la presión fiscal, en particular de impuestos distorsivos (retenciones, ingresos brutos, impuesto al cheque). Pero modificaciones en forma permanente y no temporal hasta junio, como ocurrió con la reducción del 20% en los derechos de exportación de los granos. El campo, una generalización injusta, muestra cierto optimismo ante el cambio de escenario de la macro, y hasta se muestra paciente con las inconsistencias. Se empieza a tomar créditos para inversiones a largo plazo, favorecidas por algunos créditos a tasas bajas y plazos largos. Es un buen síntoma de reactivación. Las empresas vendedoras de insumos para el agro, así como las que compran grano, están exagerando la buena letra financiera para demostrar que no hay contagio con las que ya cayeron. La macro actual no muestra piedad ante el error o la falta de liquidez. Y sumado a la macro económica, se suma que ya estamos en año electoral. El 26 de octubre es la votación nacional, con boleta única de papel y sin PASO. Se renueva el 50% de diputados y un tercio de los senadores. Varias provincias han definido adelantar sus elecciones locales como estrategia, intentando jugar su partido local sin contaminaciones nacionales. O sea que de ahora al 26 de octubre habrá elecciones provinciales que se comportarán como peajes antes de la nacional. Y en cada peaje, según el ganador y el perdedor, se estará emitiendo una señal a la macro y, por rebote, a la micro. Va a ser un año largo.
LOS OTROS ESLABONES DE LA CADENA
En las últimas horas se supo de las detenciones de ex directivos de Vicentin, firma precursora a la hora de mostrar problemas en otros eslabones de la cadena. Sumado ahora a los más recientes casos de Surcos, Agrofina y Los Grobo. Y por ahora paró ahí el tema. Sin duda el sector vendedor de insumos, asociado en algunos casos al acopio de granos, está reformulando su estrategia. En particular luego de haber tenido un 2024 con mucho menores ventas y con stocks iniciales que perdieron mucho valor. Mientras, veremos mayor cautela en las empresas que comercializan sus agroquímicos y semillas a través de negocios de ese tipo, mayor evaluación de riesgo por parte de los bancos o prestamistas de otro tipo, y productores priorizando embolsar mercadería o entregando menos a fijar a mediano plazo y más con cobro a corto plazo. Estos eslabones son clave para que el sector agro sea competitivo. Deberán ajustar rápido sus movimientos y sus mensajes para evitar lucros cesantes o más malas noticias. Los planteos tecnológicos de punta no pueden prescindir de insumos de calidad
EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS AGRÍCOLAS
Las lluvias han cambiado el ánimo de los productores . Como siempre mencionamos, el campo no es homogéneo. En algunas partes del país las precipitaciones no llegaron, en otras produjeron desastres y afectaron producciones, y en otras llegaron tarde. Con lo cual todavía el final de la producción en las empresas y el correspondiente impacto en la renta, es incierto. Comenzó la cosecha de girasol en la provincia de Buenos Aires, con rendimientos superiores a los estimados, lo cual es una buena noticia. Noticia que inmediatamente se reflejó en una caída de las cotizaciones de este grano.
Las lluvias, con el posible efecto positivo en los rendimientos de aquellos cultivos que todavía están en estado vegetativo por ser siembras tardías, sumado a la suba local de precios generada por la baja de los derechos de exportación, hacen que exista la esperanza de que la campaña pueda terminar en cero o incluso algo positiva. Dependerá de las zonas y los cultivos, pero como dijimos, cambió el ánimo.
También, el agua caída nos pone a pensar en la próxima campaña de trigo, donde el precio y la humedad acumulada en los perfiles hace que se tengan que comenzar a tomar decisiones de arrendamientos y de compra de insumos. La discusión por el valor de los arrendamientos recién arranca, entre abril y mayo tendremos un panorama más claro.
En cuanto a la toma de precios de la mercadería disponible o futura, se mantiene el bajo porcentaje de cobertura y toma de precios por parte de los productores, si se lo compara con otras campañas. Por alguna razón, las empresas no ven atractivo la toma de los mismos. Ni siquiera ante el riesgo de logística en cosecha, que disminuiría las cotizaciones, ni ante el riesgo de la posible guerra comercial por aumento de aranceles en EEUU, y el correspondiente impacto en el mercado local. Con lo cual entendemos que si bien el ánimo cambió, los rendimientos adicionales producto de las precipitaciones deben concretarse y el riesgo precio es muy alto. Es decir, todavía estamos bastante lejos para concretar la rentabilidad en las empresas y para encarar la nueva campaña.
NEGOCIO AGRÍCOLA
El factor determinante que está condicionando la normal evolución de los precios de los granos es la aplicación y entrada en vigencia de lo que se denomina la “guerra arancelaria” realizada por Donald Trump. En teoría, el 2 de abril es la fecha en la cual los mismos entrarán en vigencia, se determinarán los porcentajes definitivos y los mercados deberán reaccionar a los mismos. Aunque de alguna manera ya anticiparon estas noticias, descontando precio, y es así que observamos bajas en las cotizaciones internacionales del 6% en soja, 9 % en maíz y 8% en trigo. Es por eso que, si el 2 de abril sucede lo que se prometió y no existe una dilación en la toma de decisiones, el mercado de granos sufrirá algunas alteraciones quizá no menores. Adicionalmente, pero con un impacto inmensamente menor, la Secretaria de Agricultura de los Estados Unidos, Brooke Rollins, anunció que el USDA otorgará un subsidio de hasta US$10.000 millones a los productores agrícolas a través del Programa de Asistencia de Emergencia para Productos Básicos. Lo que permitiría que los productores estadounidenses pudieran mantener cultivos y áreas de producción sin estar tan influenciados por la rentabilidad de los mismos. Esto hace finalmente que la oferta de dichas producciones no se ajusten en la misma proporción que si no existiera el subsidio.
Esta “guerra arancelaria” será la protagonista de la evolución de los precios los próximos quince días y condiciona los precios de la presente y la futura campaña, mucho más que los factores clásicos como el clima y los fundamentals. El mercado local copiará dicha evolución de precios y observará si alguno de los granos logra alguna ventaja por las medidas tomadas. Y entonces quizá exista una evolución de precios locales diferente al mercado internacional, con algún posible sobreprecio. Pero eso será en una instancia posterior.
Otro aspecto a considerar en el mercado local es que si se produce la unificación cambiaria, el dólar blend desaparecería, que hoy es entre un 2 y 4% de las cotizaciones, dependiendo el grano. Entrando en cosecha Argentina, con los problemas de logística que normalmente genera ese momento, sumado a lo explicado que posiblemente suceda el 2 de abril, la recomendación es tomar precio y/o cobertura, como mínimo para lo disponible a vender en los próximos 60 días y lo necesario a vender en el mismo período de la cosecha nueva.
VUELTA LA BURRA AL TRIGO
Cada vez que existe un problema con la suba del dólar, como sucedió esta semana, se vuelve a poner la lupa sobre la venta o no de granos por parte del productor. Si liquida, si retiene, y se compara con las liquidaciones del año pasado. Y en algunos discursos se lo toma como una especie de termómetro para determinar si “el campo” acompaña o no a las políticas de gobierno.
Comencemos aclarando, por enésima vez, que “el campo” no es solo la producción agrícola. Existen infinidad de producciones, lo que hace que cuando se miran las ventas de grano como termómetro del “campo” , es una visión por lo menos miope y parcial. Por otro lado, las toneladas no vendidas o que no tienen precio y por lo tanto no están liquidadas, no solo pueden ser de productores sino que son de todo el circuito comercial que lo involucra (dueños de campo, exportadores, industria, insumos, etc.). Con lo cual también es por lo menos sesgado el análisis de que los granos están en manos de los productores exclusivamente.
Son innumerables los intentos de los distintos gobiernos en tratar de que se vendan los granos que existen en el circuito comercial. Desde normativas que no daban crédito si tenían más del 5% de stock de soja, el dólar soja, el dólar maíz, y últimamente la baja temporal de los derechos de exportación. Todas ellas, en el mejor de los casos, solo consiguieron algún éxito parcial, y ninguna de ellas pudo arreglar o solucionar el problema puntual que había en su momento. Y esto es así porque el problema a resolver es estructural de la economía o de las decisiones económicas de un gobierno. Además, si se pretende una liquidación masiva de granos por parte del circuito comercial, nunca podrá realizarse en un período corto.
Hay que dejar de ver al sector productivo agrícola y su cadena comercial como el “chapulín colorado” ante un problema cambiario, nunca será solución, nunca será el que vendrá a ayudarnos. Quizás habrá que entender que retener es la forma “simple” con la cual el sector aprendió a defenderse de los riesgos que posee su vertical productivo y los vaivenes económicos de las distintas políticas.Tan sencillo como eso. Es decir, ni termómetro, ni Chapulín Colorado, ni modificable con medidas de distinto tipo.
NEGOCIO GANADERO
Se sigue afirmando el precio del novillo, firme en los 3000 $/kg. Se nota en el mercado que faltan vacas y novillos grandes en la oferta, se ven más novillitos y vaquillonas. En el 2024 se faenaron unas 14 millones de cabezas y es posible que este año ese valor caiga entre 3% y 4%, acentuando el faltante. El consumo interno se recupera mes a mes y hoy representa cerca del 75% del destino de la carne. La exportación cae en ese indicador del 30% al 25%. Y no es porque no haya demanda del mundo, ya que China, resto de Asia y Europa sostienen o aumentan sus pedidos. Un ejemplo es que el valor de la cuota Hilton está en el orden de los 16500 u$s/tonelada. El tema es que para los exportadores el precio del novillo local es alto y el tipo de cambio es bajo en términos históricos, una combinación que les resta competitividad. Y todavía existen los derechos de exportación vigentes del 6,75% para varios productos (sólo bajaron los de cortes de vaca). Ojalá el gobierno entienda el momento y tome medidas respecto a este punto, no para ayudar al sector sino para ponerlo en igualdad con nuestros competidores (en especial Brasil). Existe el rumor de que Estados Unidos podría subir el arancel de importación a la carne de Brasil, algo que generaría ruido en el mercado más allá de algún beneficio provisorio para algunos. En la invernada los valores siguen firmes, con un ternero liviano en el orden de los 3600 $/kilo aunque en algunos remates se observan valores mayores. Una vaquillona preñada o una vaca joven hoy valen 1000 dólares o algo más, siendo un mercado que empieza a moverse de a poco, porque a los compradores les cuesta validar esos precios. Los feedlots empezaron a comprar fuerte aprovechando el inicio de la zafra de terneros. Si bien la relación compra/venta no parece la ideal (1,20 a 1,30 según el negocio) y el maíz se ha encarecido, la demanda por invernada está activa. Los criadores de la región pampeana que recibieron lluvias han recompuesto parcialmente su oferta forrajera, lo que les permitirá meter algunos kilos más y postergar una venta masiva un par de meses al menos. El año ganadero recién empieza, la rentabilidad hoy existe en el Excel, la capacidad y la vocación productiva están intactas. Mucho por hacer, pero bajen impuestos para que sea sustentable.
NEGOCIO LECHERO
En febrero el precio de la leche Siglea fue de 447,42 $/litro (6288 $/kilo de sólido), lo que representa en litros un aumento de sólo el 0,7% respecto al mes anterior y un 53,4% en los últimos doce meses. Continúa el lento deterioro respecto a la inflación, que en ese período fue del 67%. Medido en dólares el precio es de 0,41 u$s/litro, un valor alto medido en estos términos, pero con un tipo de cambio que en ese período aumentó solamente un 27%. La producción sigue en alza, estimando que en el primer trimestre del 2025 se produciría cerca de un 10% más que en ese mismo período de 2024 (que fue muy malo climáticamente). Recordar que en el 2024 la caída de litros producida fue del 7%. De a poco se recuperan los litros, lo que ayuda a mitigar la caída de rentabilidad generada por la baja de precios y la suba de costos. Todavía hay renta, pero la lucha por la eficiencia es “cuerpo a cuerpo”. El mercado interno sostiene gran parte del negocio (75% a 80% del destino de la leche). Si bien los precios internacionales de la leche en polvo son altos, con una leche en polvo por arriba de los 4000 u$s/tonelada, la competitividad de este sector está en jaque, por razones similares a lo que ocurre con la carne: alto costo en dólares de la materia prima y dólar bajo. Mala noticia, a mediano plazo, para el productor tambero. Los tambos de baja escala, o con mayores dificultades para incorporar tecnología, son los que más amenazas tienen sobre su continuidad, algo que se reflejó en un cierre de varios en el 2023 y principios de 2024. Respecto a los costos, además de la recuperación del valor del maíz y la soja impactando en los costos de alimentación, se observa un incremento en los costos fijos, en las labores y en el costo relativo de la mano de obra. La industria sigue firme demandando leche, que necesita para sostener su escala y su mercado, pero no convalidando precios que le generen quebrantos. Momento de transición antes de que llegue el invierno.