«Hablan mucho de la belleza de la certidumbre, como si ignoraran la belleza sutil de la duda.» – Oscar Wilde
ANTES DUDABA, AHORA NO SÉ
Hace un tiempo venimos analizando una paradoja que marca el contexto actual para las empresas del agro. En general escuchamos a muchos empresarios ilusionados con que la macroeconomía empieza a ordenarse. Con altibajos seguramente, pero, en cierta forma, haciendo algo que era necesario hacer si había alguna aspiración de ser un país algo más normal (entendiendo normalidad como ser similar a países de la región). ¿Y cuál es la paradoja? Que esa satisfacción con el rumbo de la macro no se ve reflejada en los números de las empresas. Al menos por ahora. La suma de presión fiscal alta y costos en alza presentan una ecuación de riesgo. Si el escenario es un tipo de cambio cercano a $1000, y hay vuelta de los derechos de exportación a los niveles anteriores, los negocios agrícolas empiezan a oler a quemado. Y los que tienen negocios de carne o leche también pasan por un escenario similar. No hay un pedido de devaluación, pero sí de seguir bajando impuestos y de asumir que un dólar bajo tiene algunos efectos colaterales que disminuyen la competitividad. Si este va a ser el escenario, y todo indica que puede serlo, habrá que hacer ajustes internos (y ya empezamos a verlos). Discusiones intensas sobre el valor de los arrendamientos, modificaciones en los esquemas de rotación, ajuste de gastos donde se pueda, postergar inversiones que no tengan financiamiento crediticio razonable, ajuste en dividendos a pagar a los socios. Como siempre, las decisiones son individuales por empresa y, donde algunos ven un corto plazo pesimista, otros deciden acelerar en la curva. Lo que seguro no aconsejamos es estar en modo inercial y dejar que pase el tiempo para ver qué pasa. Sin generalizar, observamos que muchas empresas están patrimonialmente sanas y sin problemas de caja de corto plazo, lo que permite tener mejores herramientas para decidir. Las dudas son muchas, y las certezas pocas.
Como a veces se dice con humor… ”Yo antes era una persona que dudaba, y ahora…ahora no sé”. Es complicado dar consejos. Lo que no compartimos es cuando referentes de opinión (consultores, economistas, comunicadores) dan recomendaciones generales a los empresarios, a través de los medios, sobre lo que hay que hacer. Transmitiendo una certeza que asombra, rozando la soberbia y además con un tono que sugiere que si no hacen lo que ellos recomiendan, los otros son personas que no estudian o no entienden la realidad. Por ejemplo “hay que vender y pasar todo a pesos”, o bien “no vendan nada porque esto explota y el mejor refugio son los granos”. Todo dicho sin medir las consecuencias particulares de un error de decisión, o de si todos están preparados financiera, profesional y emocionalmente para determinadas acciones. No está mal hacer recomendaciones, lo que nos parece poco adecuado es generalizarlas y venderlas como una verdad absoluta. Del mismo modo, las declaraciones del presidente Milei y gente de su entorno, agrediendo verbalmente a opositores o periodistas, restan credibilidad y aumentan la grieta. Es la misma corriente, que sabemos no lleva a buen puerto y pone en riesgo algunos logros conseguidos.
LA MACRO EN LA MICRO
Marzo tuvo una inflación del 3,7% y el Banco Central vendió muchas reservas. Sumado a errores políticos y con un año electoral en puerta, empezó a percibirse cierta debilidad en el gobierno. En ese momento, y con cierta audacia, el equipo económico anuncia el cierre de un acuerdo con el FMI. Son 20.000 mil millones de dólares, con alivio en el pago por cuatro años, felicitaciones por lo logrado y además con fuerte apoyo del gobierno de Estados Unidos. Cambiaron las expectativas, empezó otro partido. Y nació el esquema de las bandas para el dólar. Entre $1000 y $1400. Pero, sorpresivamente, la divisa en lugar de subir, bajó. Y empieza la idea de que el mercado lo llevará más cerca del piso, o al menos que estará lejos del límite superior. Algo así como “todo por 1000 pesos». Para asegurar la afluencia de dólares, también se autorizó a fondos extranjeros a entrar dólares al país para hacer inversiones financieras, pero con un mínimo de seis meses de estadía, para limitar el síndrome de “estaciono pero dejando el auto prendido por las dudas”. Y, en el caso de los granos de maíz, soja y trigo, el presidente anunció que se volvería al nivel anterior de retenciones en junio. Pero con la contradicción que Luis Caputo dijo en estos días que tienen pensado eliminar las retenciones y el impuesto al cheque por ser distorsivos y además convencer a las provincias que bajen ingresos brutos. Corto plazo distinto de mediano plazo es la propuesta. Látigo ahora y zanahoria para más adelante. Es complejo definir estrategias únicas, mucha opinión encontrada. Es cierto que los argentinos creemos saber mucho de fútbol y de economía, siendo a veces volátiles en nuestras opiniones. Nos gustó una expresión irónica que usó el economista Fausto Spotorno: “si el dólar sube, devaluaron; si el dólar baja, hay atraso cambiario; si el dólar no se mueve, hay especulación y carry trade”. ¡Así es difícil errar!
En base a las declaraciones del ministro de Economía y del presidente del Banco Central, sumado a la letra chica del acuerdo con el FMI, el escenario macro que imagina el gobierno hacia adelante podría ser:
- Crecimiento del 5% anual
- Superávit fiscal del 1,3% anual
- Superávit de balance comercial
- Superávit de balanza de pagos
- Inflación en un dígito mensual, por debajo del 20% anual
- Riesgo país en los 400 puntos
- Reservas del BCRA en aumento con reservas netas positivas
- Dólar tranquilo, con libre flotación entre bandas
- Menor presión fiscal y eliminación de impuestos distorsivos
- Entrada de capitales financieros temporales
- Entrada de capitales de inversión extranjera (RIGI)
- Inversiones en proyectos de economía real de inversores locales
- Sector energético creciendo exponencialmente
- Baja de la pobreza acorde a la baja de inflación
- Nivel de actividad (EMAE) creciente
- Recuperación sostenida del poder de compra de salarios
¿Suena a mucho? ¿Creer o no creer? Estamos acostumbrados a que las promesas o predicciones tengan bajo nivel de acierto. Nuestra opinión es que los objetivos planteados son alcanzables a mediano plazo, pero no linealmente, ni tan rápido, ni todos juntos. Ni en un solo gobierno. Habrá sorpresas electorales, novedades del mundo, impacto del clima en el agro, efecto Trump, y varias cosas más que van a acelerar o detener la tendencia planteada. Argentina sigue siendo un paciente de riesgo. Va a requerir profesionalismo, honestidad y pericia por muchos años. Pero el rumbo parece claro y, si no volvemos a las andadas, el horizonte a la larga es alcanzable.
Pero hay que señalar que, en este camino trazado, habrá riesgos y efectos no deseados que pueden surgir. Algunos ejemplos, temporales o permanentes: caída de la actividad, importaciones superando a exportaciones, empresas que no se convierten a tiempo y cierran o cambian de manos, caída del empleo, costos excesivamente altos afectando competitividad, aumento de la tasa de interés de los créditos en pesos, deterioro inicial de la balanza de pagos (efecto “deme dos” de la década del noventa). Los daños colaterales, estos y otros, van a existir. Y el gobierno no deberá mirar para otro lado. No tenemos claro, nadie lo tiene claro, cómo termina la película. Ojalá nuestra generación logre sentar las bases para un país mejor. Con esa esperanza pareciera que alcanza electoralmente por ahora. Pero, por razones históricas, ver para creer sigue siendo una opción. Mientras, en las empresas, las estrategias deberán acomodarse a la visión individual, más defensivas o más ofensivas según su propia realidad. A eso nos dedicamos.
SEGUNDA CUMBRE SUDAMERICANA AGROGLOBAL
Legisladores de la Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay lanzaron una alianza agroindustrial con una agenda parlamentaria común. El objetivo es resaltar la importancia de este sector en esos países, mostrando su importancia como generador de empleo, arraigo y desarrollo. Y señalando la importancia de eliminar trabas y regulaciones que limitan el crecimiento. La Fundación Barbechando participó activamente en la organización de este encuentro.
EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS AGRÍCOLAS
Si bien el mercado todavía debe acomodarse y entender/reaccionar al impacto de las nuevas medidas económicas, cosa que esperamos sucederá en los próximos 20 a 60 días, trataremos de describir lo sucedido en los primeros 10 días. Al desaparecer el dólar blend, que básicamente pagaba un sobreprecio de aproximadamente el 5% sobre el dólar oficial, disminuyeron en esa misma proporción las cotizaciones de los granos, en dólares. Introduce una nueva variable que es la banda de flotación con una variación de cotizaciones del 40%. No es lo mismo vender un cereal de 200 o 300 U$S, con un dólar de 1000$/U$$, que a 1400 $/U$S.
Para tener una idea, el último dólar blend fue de 1129$/u$s y las cotizaciones de los últimos días parecen estabilizarse alrededor de 1200 $/usd. Esto impactó en las pizarras, que tuvieron variaciones importantes a lo largo de estos diez días. Iniciaron los cambios subiendo las cotizaciones en pesos y luego fueron recortando dichas subas y acomodándose a la nueva realidad. Es decir, tuvimos una baja en dólares de las cotizaciones de futuro y un aumento en pesos de las pizarras, que luego recortaron sus cotizaciones, al vaivén del dólar oficial. A su vez hubo un aumento de las tasas de interés.
Como consecuencia de lo explicado, y hasta el momento, se desmejoró la relación insumo/producto, se encareció la financiación bancaria y comercial, aumentaron los costos de estructura en dólares y por ende disminuyó la rentabilidad del negocio. Si el dólar sigue bajando hacia el piso de la banda de flotación, y se estabiliza en esos valores, el negocio seguirá empeorando, salvo que exista un aumento de precios de los cereales en dólares, haya una disminución de impuestos, se genere una baja en el precio de los insumos, o una baja en los arrendamientos de la próxima campaña.
La brecha cambiaria hizo, durante mucho tiempo, que capitales de fuera del sector buscaran refugio en el sector agrícola, bajo la premisa básica de invertir en agricultura cuando la brecha es alta y salir del negocio cuando la brecha se achica. Dado que si se producía la disminución de la brecha y se devaluaba, la ganancia era mayor a la tasa que pagaba el negocio. Sería posible entonces, al desaparecer prácticamente la brecha cambiaria, que estos capitales externos al sector, habiendo cumplido su objetivo, migren hacia otros sectores más rentables. O si son de personas físicas pueden girar sus activos al exterior, al flexibilizar el cepo, disminuyendo la liquidez de distintas empresas. Por supuesto que esos inversores deberán ponderar si afuera hay algo mejor o más seguro.
La campaña actual posee rentabilidades esperadas cercanas a cero, básicamente por el impacto de la seca y la baja de los precios internacionales, dependiendo de la zona y la cartera de cultivos. Hubo zonas donde el impacto de la seca fue muy importante, sin posibilidad de recuperación, y zonas donde algunos cultivos se recuperaron o brindaron rendimientos por encima de la estimación inicial (por ejemplo girasol). Pero es una campaña “rayera”, todavía falta mucho para tener una idea concreta de cómo terminará.
Si proyectamos la nueva campaña 25-26 con los precios actuales, el escenario no es muy distinto. Exige rendimientos arriba de la media para salir airoso, si bien hay cultivos que tienen mejor margen mientras que otros dan inicialmente negativos en el Excel, compensando quizás la cartera de inversión. Con lo cual este es el escenario que enfrenta el productor, muy desafiante, de márgenes o rentabilidades finitas. Nada de margen para equivocarse en sus decisiones actuales y futuras.
NEGOCIO AGRÍCOLA
El mercado internacional está totalmente influenciado por lo que se denomina la “guerra comercial” del presidente Trump. Cuando la misma se atenúa o dilata, los mercados se recuperan. Desde sus primeros anuncios los mercados copiaron a la baja, entendiendo que el paquete de medidas traería consecuencias negativas para las cotizaciones. Posteriormente y ante la suspensión de las mismas por 90/100 días, los mercados recuperaron sus cotizaciones tímidamente. Es importante marcar que dicha guerra traería consecuencias en las cotizaciones de granos en la campaña que viene en EEUU, dado que el período de exportación se encuentra terminado.
El mercado local, como mencionamos en otra parte del informe, se vio afectado los últimos diez días por las medidas económicas del gobierno, tratando todavía de entender las consecuencias. En medio de ello comenzó la cosecha, y al haber poca cantidad de granos vendidos y gran afluencia a los puertos, los descuentos son importantes, como era lógico suponer. Con lo cual pareciera haber un escenario de “cierta tranquilidad” por los próximos treinta días, dado que no debería haber anuncios por parte del Presidente Trump. Y además no se activaría el aumento de retenciones hasta junio y la entrada fuerte de la cosecha gruesa neutralizaría cualquier tipo de variación posible de los precios. La recomendación, ante este escenario tan incierto, es la cobertura con opciones para posiciones cercanas y lejanas (nueva campaña) por un porcentaje alto de la producción, sabiendo que los pisos logrados con estas herramientas no son atractivos ni rentables .
NEGOCIO GANADERO
Los dos pilares sobre los que se asienta el mercado ganadero están flaqueando. La exportación, que hasta hace poco representaba un 32% del destino de las carnes producidas, hoy se ubica más cerca del 25%. En números redondos, la caída de lo exportado en volumen pasó de unas 80000 toneladas por mes a unas 50000 toneladas. Hay varias razones. Una es el alto precio en dólares del novillo (o vaca) respecto a otros países. Otra es el atraso en el tipo de cambio. Y otra, no tan habitual, es que faltan novillos y vacas para abastecer ese mercado. Esta situación se da en un mundo con demanda sostenida, con Brasil y Australia aprovechando la guerra de aranceles entre EEUU y China, que ha hecho caer el volumen comercializado entre ellos. Y con la cuota Hilton con excelente precio en los 18.000 u$s/tonelada. El otro pilar es el consumo interno. Se ha ido recuperando en los últimos meses, pero ante los aumentos en mostrador hay una retracción inicial y sustitución por alguna de las otras carnes. Esto parece poner un techo al valor de la carne en pie. En este escenario no muy promisorio, el valor de la hacienda en pie sigue con aumentos moderados. Novillo en el orden de los 2900/3000 $/kilo, novillito en 3100/3200 $/kg, vaca buena 1900/2000 $/kg. Y en invernada terneros machos en los 3500/3800 $/kilo según peso, terneras 3200/3400 $/kg y vaca usada preñada en un millón de pesos. Y todo con agilidad en la venta. No son malos precios en plena zafra de terneros. Los feed lots demandando y volviendo a llenar corrales y, con un otoño bastante amable (en las zonas donde las lluvias no fueron excesivas), hay retención en los campos de cría para ganar algunos kilos en la invernada y en las vacas vacías. Eso hace que la oferta fluya más lento y ayude a sostener precios. Cuando lleguen las heladas este ritmo se va a acelerar. Los ganaderos no son ajenos a lo que ocurre en la macro, recordando que tienen una mercadería valuada en pesos y que al vender deben aplicar alguna inteligencia financiera para defender el valor de su dinero. Nos parece que pinta para un año de renta positiva para el negocio, pero con un techo bajo. A favor, precio de los granos deprimido que baja costos de alimentación y un mercado interno que no explotará pero que debería soportar bien la oferta prevista. Y, como amenazas, que la industria exportadora siga perdiendo competitividad y que eso se traslade a una baja de precios al productor, más un aumento de costos indirectos y de mano de obra que ya se observa, y una mayor tasa de interés crediticia en pesos. Y con valores de arrendamientos en kilos de carne que están elevados para la coyuntura actual. Una ventaja indirecta, que no siempre se da, es que en algunas regiones la ganadería compite bien en rentabilidad con la agricultura con los números actuales, siendo un incentivo a no achicar la cantidad de cabezas.
NEGOCIO LECHERO
En marzo el precio de la leche Siglea fue de 453,14 $/litro (6195 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 1,3% respecto al mes anterior y un 36,6% en los últimos doce meses. Se acelera el deterioro respecto a la inflación. Medido en dólares el precio sigue en 0,41 u$s/litro, un valor alto medido en estos términos, pero muy sostenido por el bajo nivel del tipo de cambio. La producción sigue en alza, con un primer trimestre del 2025 con casi un 10% más que en ese mismo período de 2024. A nivel de consumo interno, el mismo se va recomponiendo y da una señal positiva. Los precios de productos lácteos en mostrador aumentaron cerca del 45% en el último año, contra una inflación cercana al 55%. Y cabe resaltar que el sachet de leche fresca en ese período subió sólo un 22% (fuente OCLA). Pero con estos indicadores es difícil que el mercado interno traccione una suba de precios que llegue a los tambos. La exportación de leche, que representa cerca del 30% del destino de la leche, colocó cerca de un 10% menos en volumen que el último año, comparando enero-febrero de este año versus el 2024. Los destinos principales son Brasil y Argelia, representando entre ambos el 87% del total exportado. Con un precio de la leche en polvo entera en los 4000 u$s/tonelada, este mercado aparece competitivo, pero con un tipo de cambio en 1100$ esto se irá deteriorando. La industria viene anunciando que no hay aumentos previstos al productor y algunos convenios por leche alta en sólidos se están queriendo revisar. La industria necesita sostener los litros que procesa para poder sostener la escala del negocio, pero va cayendo su capacidad de pago. Luego de varios meses con rentabilidades atractivas, el negocio de la leche muestra señales que empiezan a preocupar. A nivel de los tambos, el otoño pastoso (salvo en zonas donde hubo inundaciones) y la aceptable relación de precios leche/balanceado permiten sostener resultados positivos. Se están revisando los modelos productivos, pero por ahora no se produciría una caída de la producción superior a la que ocurre todos los inviernos. El partido se va a jugar en la primavera, cuando aparece la mayor cantidad de litros. Para esa época se necesitará una industria revitalizada y una macroeconomía que siga mejorando la capacidad de compra de los salarios y bajando los niveles de pobreza.