APUNTES PARA EMPRESAS – ABRIL 2023

Errar es humano. Pero echarle la culpa a otro es más humano todavía.  – Les Luthiers

NO SOY YO, SOS VOS

En el año 2004 se estrenó una película de Juan Taratuto cuyo nombre era “No sos vos, soy yo”. Aludía a un divorcio en el cual la mujer que había tomado la iniciativa asumía su responsabilidad por la acción y liberaba al otro de cualquier cargo. En nuestro país hay múltiples ejemplos, en particular generados por el gobierno, que han hecho una interpretación libre e inversa…”No soy yo, sos vos”. Una forma de liberarse de responsabilidad y asignarle a algo o a alguien mis propias falencias. Tal como decían Les Luthiers.

Un listado incompleto pero muy utilizado de “sos vos” podría incluir entre otros a la guerra, la pandemia, la sequía, el gobierno anterior, el campo, los sectores concentrados, los medios hegemónicos, el FMI, los empresarios angurrientos, los especuladores, el dólar, la justicia, los jueces, la Corte, los formadores de precios, los supermercados o los comercios de cercanía (según el día), los dueños de departamentos, Uber, AirBnb, los argentinos que viajan y gastan dólares, los Estados Unidos, los vendepatria, los cipayos, los que no usan barbijo, la derecha, la izquierda, un ministro, un ex ministro, el calor (que genera cortes de luz), el frío, los mosquitos, y así hasta el infinito. Cada uno puede ampliar esta lista que sólo pretende ser testimonial. A nivel personal o empresarial seguramente utilizamos este mecanismo, buscando esconder errores propios o mala praxis. ¿Cuál es el problema? Que al negar nuestra responsabilidad erramos el diagnóstico. Y por lo tanto se aplican remedios equivocados. La inflación es un buen ejemplo: si creo que la misma tiene razones multicausales doy por sentado que la emisión sin respaldo no genera demasiado daño. mientras coqueteamos con la hiper. Otro ejemplo es la falta de dólares: si se considera que el problema es que hay que evitar “la fuga”, se ponen cepos y múltiples tipos de cambio, logrando el efecto contrario. 

Al final del día, es una mezcla de ignorancia, ideología y populismo. Como le escuchamos decir al ex presidente español Felipe Gonzalez “el populista es aquel que ante un problema complejo aplica respuestas sencillas que no corrigen el problema y que, al ver que no funcionan, busca rápidamente un culpable”.  ¿Les suena?

MECHA CORTA 

La Argentina entró en un proceso de aceleración en todos sus aspectos, pudiendo generar reacciones en cadena  o efecto dominó por las cuestiones menos pensadas. El episodio de Berni con los colectiveros, el dólar soja 3, la inflación, la renuncia de Aracre, la suba de la tasa de interés, la suba del dólar, las innecesarias declaraciones incendiarias de los dirigentes políticos, la necesidad de una foto entre el ministro de economía y el presidente para tranquilizar mercados, son solo unos pocos ejemplos de que en Argentina las ideas/propuestas/acciones ya duran poco… y estamos en abril.

Mientras tanto los políticos que nos gobiernan y los que nos van a gobernar (quienes sean), parecieran actuar disociados de la realidad, mucho más preocupados por la rosca de las PASO y por cómo crece Milei en las encuestas, que por cómo hacer para acordar algo que haga que la Argentina no sea un castillo de naipes. Cuando estamos en esta etapa, sólo se puede percibir el impacto o consecuencia primaria que producen las distintas acciones, medidas o comportamientos que en esta Argentina suelen ser parches .Y se desconoce, o ni siquiera se piensa, el impacto secundario y terciario de las mismas. Todo lo anterior genera incertidumbre e imprevisibilidad en todos los aspectos y también en los negocios a todo nivel, claramente demostrado en el cierre de venta de insumos de las grandes empresas previo a los anuncios del dólar soja 3 y el comportamiento de los mercados de referencia y de los productores una vez instrumentado. 

La Argentina ha entrado en formato “mecha corta”, donde todo se acelera, todo dura poco y afecta de una u otra manera lo que hacemos y las decisiones que tomamos.

LA SEQUÍA NO SE FUE

En varias zonas llovió, pero en muchas no. La sequía no se fue y además nos dejó sus consecuencias que perdurarán bastante. La más visible son los bajos rindes de soja y maíz (y antes del trigo) en muchas regiones, con el consiguiente daño económico y financiero que genera a los productores y la falta de dólares y recaudación al gobierno. Efectos que van a sentirse en plenitud a partir de mayo que es cuando habitualmente empieza a entrar el grueso de la cosecha. O sea que el “efecto sequía” que hoy se usa para justificar las bajas reservas del Banco Central y la alta inflación todavía no empezó a mostrar los dientes. El próximo efecto inmediato será sobre la intención de siembra de trigo y cebada. Como venimos diciendo, sobra voluntad y necesidad de sembrar todo lo posible, pero las recargas de agua en el perfil de suelo muestran que en varias regiones eso por ahora es utópico, poniendo en duda las proyecciones de unos 7 millones de hectáreas a sembrar de estos cultivos. Y también la sequía sigue mostrando el efecto demoledor sobre los planteos de ganadería de cría (menor peso del destete, menor preñez de los vientres) y sobre los tambos (mayores costos, falta de reservas para el invierno, menor producción). Final abierto,  y con heridas y cicatrices que nos acompañarán un rato largo.

LA MACRO EN LA MICRO

Superinflación. Es el nuevo término acuñado para no mencionar la palabra hiperinflación. No importa el nombre, la realidad nos muestra que el fantasma del 100% anual y creciendo ya está entre nosotros. Socialmente hace mucho daño y enoja, pero ya se incorporó como parte del escenario y todos nos movemos tratando de generar anticuerpos. Anticuerpos que tienen como efecto más visible evitar tener pesos y salir rápido a cambiarlos por “algo” (bienes de consumo, bienes de producción, dólares, etc.) o bien quedarse con bienes que representen moneda dura (granos, vacas, insumos). Alto daño y pérdida de eficiencia se da cuando las decisiones comerciales, como tomar un buen precio, se ven condicionadas por este factor. Para los más jóvenes es un curso acelerado y para los veteranos es un dejá vu. Lo que rige es el viejo axioma de “cocodrilo que se duerme es cartera”, reflejando que no hay que quedarse esperando, sino que hay que anticipar el destino de cada peso antes de cobrarlo. Esto no es bueno para la micro, pero es el antídoto en esta macro. Los distintos tipos de dólar están en carrera alcista, aunque en realidad lo que hacen es acompañar la suba de precios. El atraso en el tipo de cambio afecta la competitividad de las exportaciones en general y con los esquemas tipo dólar agro que pretenden corregir el problema tampoco se logra el efecto deseado. Porque la pregunta sigue presente: ¿qué hacer con los pesos? Como imagen de fondo, la institución que debiera ser la llave para controlar la inflación, que es el Banco Central, emite dinero sin respaldo y muestra reservas netas escuálidas o negativas. Sin duda parte del problema es la política y sus peleas, pero lo que ha primado en estos años es la mala praxis económica. Y llegando al final del mandato, el presidente y su ministro Massa (acompañados por la vicepresidenta y muchos “cómplices” más) manotean todas las cajas actuales y futuras, dejando un fuerte campo minado para el próximo gobierno. Es necesario un cambio de expectativas y de políticas económicas, pero todos sabemos que nada de eso puede ocurrir antes del 10 de diciembre. Lo que veremos en los próximos meses son promesas electorales que ni ellos saben si se pueden cumplir. Por lo tanto, para lo que viene debe primar el compromiso ciudadano pero sobre todo el compromiso empresario para sostener a flote las empresas en medio de este nuevo naufragio.

DÓLAR AGRO

El gobierno instrumentó el dólar agro que, si lo traducimos, hasta el momento es un dólar soja 3 más un dólar de economías regionales para la tribuna, por su selectiva incorporación de actividades y producciones y por su compleja o imposible instrumentación.

Separar las condiciones en las cuales se trata de hacer funcionar el Dólar Soja 3 quizá nos aclare un poco su posible evolución.

  • Escasez: a diferencia de las versiones anteriores, este Dólar Soja se da en una situación de escasez de este grano producto de la sequía, muy diferente a las anteriores donde lo que se discutía era como tratar de hacer atractiva la venta del  excedente de la campaña. En un esquema de escasez el productor debe pensar muy bien si liquidar y donde destinar o refugiar dichos pesos hasta que los necesite, dado que es una especie de venta anticipada en un contexto inflacionario.
  • Momento: esta versión se instrumenta en plena cosecha, donde hay que “liquidar” compromisos de todo tipo (canjes, arrendamientos, ventas anticipadas, etc.) mientras que en las ediciones anteriores esto ya había sucedido antes. 
  • Distorsión de Mercados: no hace falta aclarar el tremendo efecto distorsivo que produce en los mercados una medida de este tipo. Previa a la salida del Dólar soja  3, la soja disponible valía cerca de $90.000. Luego de la implementación y casi toda la primera semana también cotizó a valores cercanos a los  $90.000. La pregunta que se hace el productor es: ¿Y entonces la mejora dónde está? ¿O quien se la queda?. Existe una diferencia importante entre la cotización del Matba y la pizarra, generando todo tipo de complicación en la venta de la mercadería.
  • Inflación y valor del dólar: los niveles de inflación actuales y los saltos en las distintas cotizaciones del dólar, incluido el dólar futuro, hace que día a día los $300 del tipo de cambio ofrecido se erosionen y sean menos atractivos. Es decir, a este ritmo de inflación el productor se pregunta si es conveniente vender o esperar. 
  • Efecto no deseado: el gobierno instrumenta este tipo de medida para hacerse de dólares que necesita con desesperación. Ahora bien: ¿esto no genera aumento de emisión, aumento en el precio de algunos alimentos relacionados, no genera excedentes de pesos en quien vende que debe buscar refugio en otro tipo de activos? Si la respuesta es sí, entonces estaríamos alimentando uno de los factores mencionados anteriormente por lo cual no le es atractivo a los productores vender.

Resumiendo, el Dólar Soja 3, que hasta el momento no es un Dólar Agro, arrancó mal, no está cumpliendo las expectativas del gobierno ni en cuanto a ventas de los productores ni  en cuanto a liquidaciones de los exportadores, y en la medida que no se corrijan o modifiquen algunas distorsiones rápidamente (el precio de la soja es el más importante), la inflación y la evolución de los distintos dólares lo harán inviable. Como se dijo más arriba, Argentina en formato “mecha corta”.

EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS

Las empresas están actualmente terminando de dimensionar el quebranto de la seca y mirando la nueva campaña, lo que hace que se tomen decisiones a diario y se re-piensen con la misma frecuencia. Todo en medio de las idas y vueltas de los anuncios del gobierno que no hacen más que sumar incertidumbre. Para comenzar, la trilla de soja y maíz no ha terminado (en algunos casos ni empezado) y en general se empeoran los pronósticos ya malos que se tenían. No hay sorpresas positivas de rendimientos en las distintas zonas hasta el momento. Los verdeos y pasturas que se pudieron sembrar en fecha todavía no brindan el efecto “recuperación” deseado dado que las lluvias hasta el momento para estas producciones han sido escasas. Sabiendo de antemano que el ingreso por cosecha no alcanzará para la nueva campaña, se analizan las alternativas bancarias y comerciales para hacer frente a las mismas. Las alternativas bancarias cambian quincenalmente y hay que definir cuándo tomarlas dado que quizá mañana ya no estén. Los arrendamientos hasta el momento no han tenido mayor variación respecto al año pasado expresado en quintales de soja por hectárea, aunque la lógica indicaría que deberían bajar dado el mal año en varias regiones y la fragilidad de las cotizaciones. Pero el mercado es transparente, atomizado y de libre oferta y demanda y no siempre responde a la lógica individual. Esto retrasa los cierres de las negociaciones, dado que los dueños de los campos también tienen su confusión sobre cómo actuar en este contexto. Como se mencionó, todavía la sequía no se fue, y pone en riesgo la posibilidad de hacer fina en algunas zonas del país, o el riesgo que tendrá el cultivo si no existe el suficiente almacenaje de agua en el perfil, lo que hace pensar en que hay altas probabilidades de cambiar rotaciones a último momento. Las empresas calibrando la disponibilidad de semilla de trigo y soja para la presente campaña. 

En este contexto la pregunta más frecuente es ¿mantener escala o achicarse esta campaña? Desde la voluntad, como siempre decimos, el productor quiere mantenerse o crecer. Desde las expectativas que muestra el horizonte cercano y desde las restricciones financieras que lo condicionan, la duda es si con la voluntad alcanza.

Año complejo y difícil para la toma de decisiones, pero como diría un amigo, filósofo urbano,  “es lo que hay”.

NEGOCIO GANADERO

La mejoría de los precios que hubo durante el verano ahora se estancó. Dentro de ese marco, el mayor perdedor ha sido el criador y el que mejoró su cuenta es el engordador. Novillos y novillitos con precio de $500 $520 el kilo y terneros con precios de $500 el kilo o inferiores, generan una relación compra/venta menor a 1, cuando lo habitual es que sea de 1,15 o superior. Es la coyuntura que toca, pero los actores de esta cadena saben que es insostenible en el tiempo. Pero en la Argentina actual es obligación aprovechar las oportunidades del “sólo por hoy”, ya habrá tiempo para construir un futuro sustentable. Triste pero real. Pero ojo, en realidad si se comparan los precios de todas las categorías de hacienda contra el mismo mes del 2022, la pérdida de valor del kilo de hacienda en pie en términos reales (descontada la inflación) fluctúa entre el 20/25% para los novillos y el 35/40% para vacas y terneros. Negocio en pesos que pierde contra la inflación. Y que parece que seguirá perdiendo un tiempo más por la sobreoferta de animales ofrecidos a la venta (la sequía como principal razón), por el estancamiento del consumo interno y por la menor rentabilidad de la exportación. Respecto a la menor renta de la exportación, las razones se explican porque los precios FOB han bajado, China está más cautelosa en su demanda y Brasil recuperando su ímpetu exportador. Sumado al atraso en el tipo de cambio del peso respecto al dólar. La foto del productor se completa con resultados de preñez menores a los del año pasado que bajaran la oferta de terneros para 2024, con menores reservas para este invierno (rollos, silo) debido a la sequía y, además, en algunos casos en empresas mixtas con mal resultado agrícola van a “manotear” parte del rodeo para hacer caja y permitir sustentar el año financieramente. Las altas tasas de interés y las restricciones crediticias de corto y largo plazo generan un daño al sistema que excede al de este año. El stock de hacienda a nivel país se ubica arriba de los 54 millones de cabezas (unas 800.000 cabezas más que a fin de 2021), pero todo indica que este año el péndulo va para el otro lado y a fin del 2023 volveremos a ver una reducción. Delicias de un país sin rumbo.

NEGOCIO LECHERO 

El precio de la leche Siglea en marzo fue de 81.53 $/litro (1149.67 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento cercano al 10% respecto al mes anterior. Y respecto a un año atrás la leche subió cerca del 102%. De alguna forma este aumento de precios blanquea pagos indirectos que ya se estaban haciendo al productor. Además refleja la necesidad de leche de la industria ante un primer trimestre donde la producción a nivel país se retrajo levemente respecto al 2022 y ante la inminente llegada del invierno. La sequía, que todavía no terminó en muchas zonas, ha provocado un aumento significativo en los costos por uso de concentrados en los tambos, sumado a una menor productividad de los maíces destinados a silo, encareciendo el costo por kilo de materia seca. Y se enfrenta a un año con mucho menor reserva de rollos. En tambos con más base pastoril la producción por vaca disminuyó en estos meses mientras que en los basados en mayor uso de concentrados no afectó tanto. Para lo que viene, en el corto plazo el nuevo dólar soja genera un aumento en los costos de alimentación y de arrendamiento. Superado esto, la fuerte caída que se registra en los precios futuros de maíz dará cierto alivio en la medida que el precio de la leche se sostenga. El mercado internacional muestra un precio de leche en polvo estancado en los 3200 u$s/tonelada con nuestras exportaciones de lácteos sostenidas por dos compradores principales que son Argelia y Brasil, con Rusia en disminución. Es clave que la exportación siga representando al menos el 25% del destino de nuestros lácteos para dar una base a los precios. Como la lechería es un negocio en pesos, todo el descalabro de las variables macroeconómicas son una pésima noticia que atenta contra la rentabilidad y la sustentabilidad del negocio. Ya se ha pasado antes por situaciones de este tipo, pero siempre tienen un costo cuyos emergentes visibles son un estancamiento en la producción y tambos que se cierran. Otra vez, dientes apretados.